Soldelia impulsa un modelo de energía renovable de proximidad que permite a las empresas acceder a electricidad verde y estable sin inversión, y abre nuevas oportunidades de colaboración para asesores e instaladores.
El avance hacia la descarbonización empresarial está redefiniendo las estrategias del sector energético. En este escenario, las comunidades solares se han consolidado como una solución eficaz para impulsar el autoconsumo colectivo y la generación distribuida. Entre los actores que están marcando la diferencia destaca Soldelia, con un modelo basado en comunidades solares instaladas sobre cubiertas de naves privadas cercanas a entornos urbanos, que no requieren inversión ni cambios en la comercializadora eléctrica por parte de las empresas participantes.
Este planteamiento responde a una doble necesidad del mercado: energía limpia y estable para las empresas y nuevas oportunidades de colaboración para el ecosistema profesional del sector fotovoltaico, especialmente asesores energéticos e instaladores.
El modelo de Soldelia parte de un principio claro: aprovechar espacios industriales infrautilizados para producir energía solar y compartirla con empresas cercanas. Las instalaciones, financiadas y gestionadas íntegramente por la compañía, vierten la energía generada a la red y la asignan a consumidores situados dentro del radio de proximidad legal (hasta dos kilómetros), optimizando la eficiencia y reduciendo pérdidas eléctricas.
Al realizarse sobre cubiertas ya existentes, las plantas no ocupan suelo rústico, lo que minimiza el impacto ambiental y simplifica la tramitación administrativa. Además, las empresas que participan no deben asumir inversión ni realizar modificaciones en su contrato energético, lo que convierte el acceso a energía renovable en un proceso ágil y sin barreras técnicas.
“Creemos firmemente en un modelo donde todos ganan: el propietario de la cubierta, las empresas consumidoras y el entorno. Las comunidades solares permiten descentralizar la generación sin ocupar suelo y con un impacto directo en la huella de carbono de las empresas”, explica Carlos Delgado, director de Desarrollo de Negocio de Soldelia.
Para las empresas, sumarse a una comunidad solar implica una reducción inmediata de su huella de carbono, gracias a la utilización de energía de origen 100 % renovable. La energía generada es certificada y trazable, lo que permite integrar fácilmente los resultados en las estrategias ESG o de sostenibilidad corporativa.
Pero la ventaja ambiental no llega sola. En un contexto marcado por la volatilidad del mercado eléctrico, las comunidades solares permiten asegurar un precio de la energía estable y competitivo a medio y largo plazo, aportando previsibilidad a la planificación empresarial y reduciendo riesgos financieros.
El desarrollo de comunidades solares abre un nuevo espacio de colaboración para asesores energéticos e instaladores. Para los asesores, representa una herramienta sólida para fidelizar clientes empresariales y ofrecerles soluciones sostenibles sin requerir inversión. Para las instaladoras, supone la posibilidad de participar en proyectos de generación distribuida a gran escala, con el respaldo de un promotor especializado y sin asumir riesgo financiero.

Este enfoque colaborativo potencia un ecosistema en el que cada actor aporta su valor: el instalador, su conocimiento técnico; el asesor, su relación con el cliente final; y el promotor, la capacidad de inversión, operación y mantenimiento. En conjunto, el modelo contribuye a profesionalizar el mercado y a acelerar la transición hacia una energía de proximidad más eficiente y descentralizada.
Las instalaciones desarrolladas por Soldelia se diseñan bajo criterios de eficiencia, seguridad y mínimo impacto estructural. Se emplean módulos fotovoltaicos de alta eficiencia, inversores de última generación y sistemas de monitorización que permiten controlar en tiempo real la producción y el consumo asignado. La arquitectura modular y el mantenimiento remoto reducen los tiempos de ejecución y garantizan una operación continua y optimizada.
Gracias a este enfoque tecnológico, la compañía ofrece a empresas y colaboradores un modelo energético sencillo, fiable y escalable, capaz de adaptarse a las necesidades de cada entorno industrial.
El crecimiento de las comunidades solares sobre cubierta representa una evolución natural del autoconsumo hacia esquemas más abiertos, colaborativos y sostenibles. Con su apuesta por la energía de proximidad y la cooperación con el tejido profesional del sector, Soldelia se posiciona como un referente en el desarrollo de comunidades solares eficientes, sostenibles y económicamente viables. Un modelo que demuestra que la transición energética no solo consiste en producir energía limpia, sino también en construir un nuevo modelo de relación entre empresas, territorio y profesionales del sector fotovoltaico.
Con el objetivo de favorecer la escalabilidad del modelo, Soldelia facilita a las empresas colaboradoras un software que permite desarrollar de manera conjunta e integral el trabajo entre instaladores, desarrolladores y canales comerciales de venta de energía al consumidor final. Esta herramienta abarca todo el ciclo del proyecto: desde la gestión de oportunidades, pasando por el desarrollo técnico y la puesta en marcha, hasta la monitorización y gestión posterior de los consumidores adheridos a la comunidad. El software se integra con procesos estandarizados y definidos que convierten a las comunidades solares en una nueva y atractiva línea de negocio para instaladores y asesores energéticos. Este modelo, además de ser replicable y flexible, elimina barreras tradicionales de entrada como la necesidad de disponer de tejado propio o realizar inversión por parte del consumidor, y reduce los plazos de permanencia en los contratos PPA, adaptándose mejor a la previsibilidad de las empresas a medio plazo.



